Opciones para ti!! *-*

martes, 1 de diciembre de 2015

HB! Yuri [One-Shot]

El cumpleaños de mi chibi –ya no tan chibi- fue ayer (!) Y justo ayer estuve bastante ocupada que ni tiempo de nada tuve, pero es imposible que me olvide de él <3
Es mi ichibans de ichibans, mi niño adorado quien ya tiene 22 asdasdasd lo veo crecer cada mes y no solo como profesional, sino como persona. A modo personal tanto Yuri como Key (SHINee) son personas con quienes siento que soy muy similar en varios aspectos, así que deseo de todo corazón que la parte frágil que tienen no llegue a ser dañada. Sé que con el paso del tiempo la coraza que se pusieron ambos ha ido bajando y que ahora ya no se muestra solo el idol , sino más de ellos.

La entrevista de las 10 000 palabras me dio mucho que pensar el año pasado, pero sé que Yuri ha ido creciendo <3
Vernos en unos años es una promesa~

HB! Yuri [One-Shot]
Pareja
: YamaChii
Género: AU – Fluff

Era su 7mo cumpleaños, las expectativas estaba dentro de si desde que abrió los  ojos y se levantó de su cama, despertando a todos los niños con quien compartía habitación, siendo el primero en abrazarlo y felicitarlo Ryutaro, su vecino de cama, aunque este había renegado un poco al haber saltado en su cama, todo para que se levantara.

-¡Hoy es mi cumpleaños!-

Decía a viva voz luego de armar tremendo alboroto en esa habitación e iba saltando de un lado a otro a despertar a todos los niños de la Casa Hogar, si es que era posible, incluso a la misma Madre Superiora.

-Hoy nuestro gallito no tuvo que despertarte-

Comentó la anciana al ver al pequeño entrar a su habitación, aunque sabía que estaba reprimiendo su emoción, ¿cómo no iba a haber escuchado los grititos de felicidad del menor? Imposible con aquella vocecita que tenía.

-Hoy es mi cumpleaños Madre. . .-

-Lo sé. . .Hoy es tu día especial, pequeñito-

Le dijo, mientras lo cargaba para sentarlo en su falda, mientras le llenaba la cara de besos, hoy era su día especial, no solo por su cumpleaños.

-Feliz cumpleaños mi niño-

Le felicitó la mujer con aquella voz tan comprensiva y quien a pesar de los años no cambiaba ni un solo poquito, ni aunque los menores le hicieran jugarretas.

-Un día como hoy . . . mis papis me tuvieron ¿Verdad?-

-Claro que si. . . y estoy segura que ellos te cuidan desde el cielo-

Al menor le brillaban los ojitos al escuchar eso, a pesar que no recordaba las caras de sus progenitores,  siempre sentía una especie de calor inundarlo cuando hablaba de ellos, y en el lugar más remoto de su memoria, una melodía iba sonando dentro de su cabeza, creyendo firmemente que esa era la voz de su mamá.

Sus padres había fallecido hace 6 años en un accidente automovilístico, pero aunque el menor también estaba en ese momento, su madre lo protegió con su propio cuerpo para que no le sucediera nada,  1 semana luego del accidente, fue cuando lo llevaron a aquella casa hogar y lo acogieron con bastante alegría y el amor que un pequeñito a su edad necesitaba.

-¿Hoy vendrá Ryo-chan, Madre?-

-¿Él alguna vez te ha mentido?-

-¡Entonces si vendrá!-

Su vocecita sonaba más alegre cada vez que hablaba de Ryosuke, incluso la Madre Superiora podía detectar cierto rubor en los ojos del menor al nombrar a aquel niño, es que el día que llegó al orfanato, quien estuvo pegado a él fue Ryosuke, un pequeño que a sus cortos 10 años estuvo muy pendiente del menor desde el día que llegó, tanto que todos creían que su destino había sido encontrarse, pero a Ryosuke lo adoptaron 3 años después, y al menor llorar tanto porque iban a ser separados, el mayor le prometió que siempre lo iría a ver cada fin de semana, y si podía los días de semana luego de clases también lo haría, en especial los días especiales, y el castaño no había faltado nunca a su palabra, así estuviese enfermo, 3 años eran los que habían pasado y siempre estaba en el orfanato, los días que había prometido.

La familia que adoptó a Ryosuke se habían enamorado de él al poder ver cómo era con los niños, y realmente era una suerte que siendo tan grande haya encontrado un hogar, por ese mismo motivo no tuvieron problema en darle permiso para poder ir a verlos, incluso su ahora madre iba con él y los fines de semana su padre. Definitivamente había sido una bendición que ellos tres se juntaran.

Las horas pasaban, Ryosuke salía de estudiar a las 3 pero ya eran las 5 y el mayor no llegaba, a pesar que Yuri había estado bastante feliz toda la mañana, ahora estaba sentadito junto a la ventana que dejaba ver el portón principal del hogar, esperaba al mayor y deseaba verlo.

-Él siempre cumple . . .-

Se daba palabras de aliento, mientras todos en el hogar estaban preparando la que sería su fiesta de cumpleaños.

Pasaron 2 horas más y al pequeño tuvieron que sentarlo en la mesa, eran las 7 y ya habían empezado a celebrarle aunque su carita perdiera el brillo que había tenido durante todo el día, era el primer cumpleaños que pasaría sin el mayor quien era su todo. . . sentía como si el lugar estuviera envuelto en oscuridad, se estaba sintiendo abandonado…

“¿A Ryo-chan ya no le importaba?” se preguntaba mientras veía cómo todos jugaban alrededor, todo se caía sobre él, a sus cortos 7 años pensaba que todo estaba acabado.

Justo en ese momento se escuchó el timbre de la puerta principal, sus ojos se abrieron enormemente al oírlo  mientras se levantaba e iba corriendo a la puerta, aunque una de las Hermanas estuviese ahí.

Y pudo ver por fin a la persona que había esperado durante todo el día. . . no le importaba en ese momento que estuvieran sus padres y todos los niños en el salón, see largó a llorar mientras era alzado en brazos por el mayor, rodeando su cuello con sus pequeñas manos para esconderse en ese lugar y poder llorar como nunca lo había hecho.

-Yuri. . .-

Susurró el castaño mientras besaba su cabeza  y trataba de hacer que el menor lo viera, aunque este estaba empeñado en seguir escondido.

-Pensé que no vendrías. . .-

Le contestó hipando mientras soltaba gruesas lágrimas, con la voz entrecortada, no sabía cómo decir lo que sentía, porque desde hace rato creía que su corazón estaba sonando feo y lo hacía sentir mal, pero ahora era parecido a un tamborcito y no había quien lo parara.

-Nunca te he fallado ¿ne? Tengo 16, Yuri. . . se mantener mis promesas~-

Le contestó mientras besaba sus mejillas, aprovechando el momento que el pequeño se dejó ver, secando a la par los lagrimones que soltaba, definitivamente nunca más haría llorar a ese niño, nunca supo en realidad que fue lo que lo prendó al pequeño desde el primer día que lo conoció. . . hasta que este sonrió por las palabras que le había dicho, y ahí estaba su respuesta. . . lo sabía pero siempre lo intentaba negar, su pequeña sonrisa, mientras sus mejillas se sonrojaban, era lo que lo cautivó a tal punto que no quería soltarlo nunca.

-No me has felicitado. . . hoy es mi cumpleaños-

Le dijo el menor en una especie de reclamo que para él solo le causó risa.

-Creo que tengo que decir algo más importante. . .-

-¿Eh?-

-Hoy llegué tarde porque estaba arreglando mi habitación. . . hoy pusieron otra cama. . .-

-¿Van a llevar a otro niño. . .?-

Y el pequeño puchero que denotaba molestia en el menor se dio a conocer rápido, SU Ryo-chan iba a estar con otro niño.

-NO QUIERO-

Respondió tan enojado como podía estar a esa edad, queriendo bajarse de los brazos del mayor pero este no dejándolo ni un segundo más ni siquiera intentarlo.

-¿Ni aunque el niño eres tú?-

Y eso le cayó como agua fría, creyendo que estaba soñando, que podía estar de nuevo a su lado sin importarle que día fuera, que si tenía miedo en las noches de nuevo podría dormir al lado del mayor, que si sentía mucho frío o los truenos sonaran este se metería a su cama de nuevo a abrazarlo como si fuera un pequeño peluche y le cantaría. . . de nuevo escucharía su voz aunque estuviesen en plena oscuridad.

-¡SI QUIERO!

Definitivamente ese era el mejor regalo de cumpleaños que podría pedir en un millón de años, de entre toda la galaxia. . . el mejor regalo de todos.


-Feliz Cumpleaños Yuri. . .-

7 Things [One- Shot]

7 Things [One- Shot]
AriYama
Género:
AU – Angst
Las fans del AriYama no me maten~ Simplemente fluyó al estar escuchando esa canción. . . pero esto tiene segunda parte, pero es YamaJima LOL, si, la que nunca escribe de ellos lo va a hacer. Y también es una canción LOL.
Denle amor a estas pequeñas historias <3

“The 7 thing I hate about you
You’re vain
You’re Game
You’re Insecure
You’re love me but you’re like her
You make me laugh; you make me cry I don’t know which side to buy
You´re friends, they’re jerks
when you act like them, just know it hurts
I wanna be with the one I know
And the 7 thing I hate the most about you do
you make me love you”

Hubiese preferido que lo dijera antes, y no solo dejar que el tiempo pase, que acabara enterándose por una acción y no por sus palabras. Si ya no quería estar a su lado, entonces ¿por qué el engaño? ¿Por qué no dar la cara y acabar todo de una buena vez?
La rabia lo inundaba, y su mente iba oscureciendo todo de a pocos, cosas que pensaba que no estaban en su ser venían a colación; como si su propia memoria hubiese escondido ciertos actos que le decían que todo había cambiado de a pocos. . . y no era reciente.

Definitivamente lo odiaba. . .

Odiaba todo lo relacionado a Daiki.

Odiaba cuando pregonaba que lo quería y le decía a todos que estaba con él, porque la forma y la manera con que lo hacía era como si fuese un mero trofeo, algo para exhibir y que siempre dejó pasar, sin darse cuenta, el mayor cambió con el pasar de los meses.

Actuaba de forma coqueta con todas las personas, las atenciones no eran solo hacia una persona, no eran solo para él, había ocasiones en las que le decía que lo quería, que podría dar todo por él y a las semanas, que tal vez debían darse un tiempo porque se estaba volviendo todo rutinario. Y luego de días regresaba pidiendo perdón por haber dicho esas cosas, que realmente lo amaba, la primera vez esa palabra “amor” causó tal impacto en su corazón que creía que podría morir en ese momento, haciéndolo la persona más feliz del universo si se podría decir, llegando a olvidar todas las lágrimas que había derramado antes.

Pero definitivamente el mayor cambiaba tanto cada vez que iba a ver a sus amigos, y eso era lo que más le molestaba, porque si comentaba algo en contra de ellos, era que comenzaban las peleas. . .y empezaba a repetirse aquel ciclo. . . idas, venidas, llantos, te amos  y risas. . .y volver a la vida rosa y relación “perfecta” que llevaban.

Pero lo único que en realidad buscaba callando ante todo lo demás, era encontrar a la persona que conocía antes. . . al Daiki que era cariñoso y en el cual podía confiar, con el cual tenía pequeñas peleas pero nunca pasaban a días o terminar “algo” porque ambos se buscaban y no podían andar separados el uno del otro sabiendo que estaban disgustados, así sean unas horas.

Por eso, lo que más odiaba del mayor es que lograra enamorarlo de la forma en la que lo había logrado, entrando en su corazón, tan dentro,  y sin ganas de salir ni un poquito. . .que aunque no llegara a decir “Te amo” porque la parte más cuerda de su mente y de su propia personalidad decían que aún no era el momento, por dentro estaba metido hasta el fondo.

Por completo. . .



Pero. . . solo estuvo cegado por que estar enamorado crea eso,  crees que todo es felicidad y das confianza plena pensando que te retribuirán de la misma manera.
Y ahora por esa misma razón, es que estaba pegado a sus sábanas sin querer salir de su habitación ni un solo segundo, sin dejar que ni siquiera la luz del sol le diera a la cara porque se avergonzaba de sí mismo, aunque la razón más importante de su encierro no fuese esa, sino porque aún no había tenido el valor de botar todo lo que tuviera recuerdos de aquel castaño. . .y menos, terminarle de una buena vez.

Tenía una prueba bastante clara para hacerlo, “las acciones valen más que las palabras”, escuchó alguna vez y estaba seguro que lo que tenía en el móvil y que había sido fotografiado de casualidad por su mejor amigo era el ejemplo exacto, pero entonces… por qué tenía que recordar la cara del mayor, sabiendo que lo dañó, sabiendo que con pensar solo un momento en él aunque fuesen cosas negativas terminaba recordando las etapas más felices a su lado, causando estragos en su interior. . . aumentando el anhelo de responderle las llamadas, de dejarlo pasar a casa y no impedirle la entrada o negarse como había estado haciendo.

“The 7 thing I like…The 7 thing I like about you
You´re hair
You’re eyes
You’re old Levis
When you kiss me I’m hypnotized
You make me laugh, you make me cry but I guess that’s both I’ll have to buy
You’re hands in mine, when we’re intertwined, everything’s alright
I wanna be with the one I know
And the 7 thing I like the most about you do, you make me love you”

¿Por qué tenía que ser tan terco su corazón?

Por qué con solo evocar todo lo malo también venía a su mente todas las cosas buenas, como si lo tuviera al costado.

Viniendo a su mente el olor a pera que tenía el cabello del castaño, el cual cambiaba de color, a veces más claro, otras más oscuro, decorando con una precisión exacta el marco de su cara, y todo lo que podía crear dentro de si sus ojos, los cuales siempre parecían brillar cual sol en pleno amanecer, junto a su sonrisa, iluminando por completo todo el panorama que tuviera al frente.

La misma marca de jeans oscuros llevados los fines de semana, porque eran su amuleto de la suerte para que las cosas salieran bien, en especial cuando estaban juntos, al igual que la vez que tuvo que recorrer bastantes tiendas hasta encontrar los que, sabía, al mayor le gustarían  y dijera que esos eran “Amuleto mejorado”.

Sentirse volar con cada beso recibido y dado, creyendo que no podía estar en un sitio mejor, porque su presencia era la fuente de su alegría, aunque a veces lo hiciera llorar de la felicidad que sentía estando a su lado, siendo recompensadas por infinitas risas, ya sean en el parque, en sus citas románticas, e impresionantes planeadas por ambos, o tal vez en un simple andén del tren al que tuvieron que subir para desplazarse, entrelazando sus dedos sin importarles si alguna persona los miraba raro. . . si incluso sus propias familias los miraran extraño la primera vez, sin importarles si iban en contra del mundo, porque ellos lo podían hacer.

Porque estaban juntos, porque al sujetar sus manos ya no eran dos personas.

Porque ese fue el Daiki que lo enamoró y estuvo a su lado 8 meses, porque esas eran las acciones y sentimientos que le gustaba remarcar de todas las increíbles cosas que pasaron juntos, que le daban tranquilidad y sintiera una especie de mariposas en el estómago junto al fuerte palpitar de su corazón. . .

Porque lo que más amaba del mayor es que lograra hacer que lo amara. . . que se introdujera en su corazón y le enseñe tantas cosas nuevas. . .

No pudo evitar derramar lágrimas al recordar todo lo vivido con el castaño, junto a los constantes cambios que sufría su roto corazón, pero se dio el valor para levantarse por si mismo, tomar su móvil y enviar la foto que Yuto había tomado. . .donde estaban Daiki y Yuya tomados de la mano mientras el más alto besaba al bajito. . .

[SMS]

“Terminamos definitivamente Daiki

Yamada”

[send]

No había vuelta atrás. . . aunque siguiera amando al mayor, aunque su corazón gritara de dolor, sabía que era lo mejor para sí mismo.


martes, 24 de noviembre de 2015

My First Kiss [One-Shot]

Ehm. . . A ver, no voy a dar excusas ni nada de eso~ hace tanto que dejé como en Hiatus, pero sin decirlo, y lo siento mucho, se que ha pasado un año, o incluso más, porque hasta el aniversario de este pequeño espacio ya pasó, pero... aquí voy de nuevo, tal y como empecé hace años, con un yamachii, se que debo seguir lo que dejé en medio. . .aunque no sé si alguien lo leerá, pero daré lo mejor de mí, <3
No se que tal he escrito ;_; hace tanto que no me animaba a publicar ni una línea, pero ese tiempo muerto ¡ya acabó!
Espero que disfruten esta pequeña historia.



My First Kiss [One-Shot]
Parejas: YamaChii
Género: AU



“My first kiss went a little like this”


El bochorno que sentía, la luz multicolor que le nublaba la vista, el bullicio de toda la gente incluyendo el resonar de los parlantes y el perceptible olor a alcohol era todo lo que inundaba su mente en ese momento. Quería formar parte de todo aquel ajetreo pero no lo era, él solo era el típico niñito que había sido arrastrado por sus amigos hacia un antro, pero como no era costumbre estar en ese tipo de lugares, solo tenía un vaso de ginger ale entre sus manos, su única compañía en aquella mesa. Las 3 personas que lo habían arrastrado ahí no estaban, uno se había perdido entre el mar de gente que había en la pista, otro estaba en la barra claramente ebrio pero sacándole el número a una chica, la cual no se daba cuenta en donde estaban posadas las manos de su amigo y no era precisamente en la cintura, el otro había entrado a los baños y no salía de ahí, ya llevaba más de media hora. . . y lo más probable era que estuviese entretenido.

¿Entonces por qué estaba en ese lugar?
Porque quería cambiar, quería aunque sea por un día ser libre y no el niño que siempre hacía caso en casa, a todo lo que le mandaban, a todos los que tenían un cierto “poder” en él.
Aprovechó el día, sabiendo que sus padres se irían a un viaje de negocios, a su mayordomo y al chofer les había dicho que se quedaría en casa de Yuto, cosa que hizo y este aprovechó en llamar a “los niños no tan educados” como los llamaba su madre; Daiki y Keito llegaron en menos de 30 minutos en lo que Yuto dijo las palabras Yuri y Antro juntas.
El castaño con rasgos gatunos y el chico fornido habían llegado raudamente y como extra, con ropa que le quedaría a Yuri, sabían que era un gran paso para el menor, así que lo vistieron – por que se encargaron de bañar  y vestir al pelinegro para que la ropa le quedara como debía de ser y después lo ayudaron a peinarse- y casi rozando las 11 de la noche salieron de la casa del alto.
Pero ahí estaba, siendo la 1 am, solo, con sus mejores ropas y semi acostado sobre la mesa, las personas lo miraban de reojo pero para él, era como si se dieran cuenta que no pertenecía a ese tipo de ambiente, como si tuviera un cartel en la cabeza diciendo “niño de mamá”, en especial las chicas, las cuales le mandaban miradas de odio, y él no entendía el porqué, y los chicos. . .él no estaba interesado en ellos, y los que se habían acercado a su mesa habían sido espantados por su mal carácter, el cuál salía a flote inconscientemente.
Aburrido decidió ir hacia la barra, dejando aquella mesa y tratando de pasar entre el mar de gente, intentó encontrar a Daiki en la pista pero fue inútil, no lo divisó, y al llegar a la barra tampoco encontró a Yuto, soltó un suspiro mientras se acomodaba en un asiento.
-¿Por qué suspiras?-
Oyó aquella voz tan cerca suyo que su cuerpo dio un ligero saltito en su sitio, viendo de esta forma al chico de cabello castaño que estaba a su costado-
-¿Perdón?-
Pudo articular con las justas  aquellas palabras, la sonrisa de ese chico le llamaba mucho la atención aunque de eso no se había dado cuenta, no era consciente, no aún.
-Eres nuevo por aquí, nunca te había visto antes-
Siguió el castaño el cual se había sentado a su lado y ya estaba recibiendo su bebida de parte del barman, ignorando la pregunta del menor pero ofreciéndole un vaso.
–Me llamo Ryosuke, mucho gusto ¿la aceptas? Lo acaban de servir, así que no le he puesto nada malo-
Y otra vez era su sonrisa al decirle aquellas palabras la que lo cautivaba.
– Yuri, nombre. . . eso –
Respondió casi balbuceando “¿qué te pasa?”  Se dijo a sí mismo cuando vio como el castaño reía.
-Bonito nombre, para alguien tan lindo-
Había aceptado el vaso que le ofreció el mayor tomándolo entre sus manos cuando a este se le ocurrió decirle aquello, lo cual hizo que se sonrojara inmediatamente.
–Además adorable-
-No soy. . .adorable, no me considero un peluche-
Su lengua le traicionó, pero era verdad, estaba cansado que le dijeran eso, pues era la quinta vez que se lo decían en lo que iba de la noche y estaba seguro que el chico de sonrisa bonita, llamado Ryosuke y que tal vez podría ser su amigo, se iría, iba a decir algo más pero el castaño le interrumpió.
–Tienes razón, eres más que eso-
Y no se levantó de su silla, no se movió ni un milímetro de donde estaba.
-¿No te vas a ir?- preguntó casi sin darse cuenta-
-¿Por qué tendría que hacerlo? La estoy pasando bien-
Aquella respuesta tan segura, mirándolo a los ojos hizo que sonriera a sí mismo, a pesar de seguir sonrojado no le importó, su corazón vibró de a pocos, aunque él pensaba que era el resonar de la música
-Tu sonrisa es bonita, deberías sonreír más-
-No tanto como la tuya. . .-
Su respuesta fue una acción rebote, había dicho lo que pensaba en ese momento, olvidando que no debía pensar en voz alta, antes ya lo había controlado.
-Pero no soy solo sonrisas-
Las risas sutiles escaparon de ambos, el castaño había repetido sus palabras, y eso hizo que el menor entrara en confianza.
Pasada la hora ambos ya tenían el número del otro guardado en sus respectivos teléfonos móviles, habían bebido unos cuántos vasos de más, los cuales en el castaño no hacían efecto pero en el pelinegro era una historia completamente diferente, si bien ya habían dejado la barra y solo  se dedicaban a mover sus cuerpos al compás de la música, la distancia entre ellos se iba acortando en cada canción, y no necesariamente era causado por el castaño.
En la cabeza de Yuri todo había empezado a dar vueltas, las luces intermitentes lo cegaban de a ratos, el sudor que recorría su cuerpo le alentaba a seguir bebiendo para así refrescarse, pero la parte que más quemaba era donde le tenía cogido su compañero, y aunque se decía que no  debería decir cosas de más, ya se había pasado en sus palabras a lo que el otro respondía sonriendo. Estallaría su corazón, estaba completamente seguro de ello.
-Esa maldita sonrisa…-
Masculló, al estar tan pegado al mayor, pensando por unos segundos que no lo escucharía.
-¿Maldita…? Tal vez si sea maldita… y ya estás completamente rendido ante ella-
Yuri quedó en shock en ese momento, desde que estaban bailando el castaño era solo risas, porque ya había compartido suficiente información en la barra, pero ahora sus palabras retumbaban en la poca consciencia que poseía, sintiendo la boca más seca al sorprenderse a si mismo, que seguía viéndola pero  quería saber que sabor tenían esos labios.
-Definitivamente está maldita…-
Susurró, pero supo que el mayor lo había escuchado al ver que sus labios se anchaban por sonreír de más, lo que no fue capaz de ver era que Ryosuke acercaba su rostro. Solo lo supo cuando su corazón se paralizó apenas unos segundos gracias al beso que el contrario había depositado en sus labios.
La ausencia de ellos lo sacó por completo de su estupor, quería sentirlos de nuevo, pero su propia vergüenza se lo impedía, su cabeza estaba en otra galaxia, y su corazón era el que retumbaba de emoción.
-¿Aún piensas lo mismo?-
-Claro que si…-
Logró responder, acercándose ahora él para colgarse del cuello del mayor y ser quien empezara a besarlo, reconocer mejor esos labios, disfrutar del sabor dulzón mezclado con licor.

Definitivamente nunca olvidaría cómo fue ese beso recibido aquella noche…